Algo que me molesta y de lo que no me enorgullece hablar, es del tiempo que le he dedicado y (lamentablemente) aún dedico a la administración. Es cierto que vivir bajo una estructura es bastante implausible sin ”técnicas de supervivencia» y, es una locura en sí misma.
Me encoleriza, principalmente, cuando logro el objetivo de «orden», ya que supongo no es un orden natural. Mis pensamientos se reubican como formas en un juego de encastre. Todo cierra y tiene una lógica perfecta… Cuando en realidad, es un orden tan abstracto que termina en una deformación subjetiva de lo que aprehendemos como objeto, serie de objetos, y/o actividades con un fin en sí mismo. Lo más banal de esta «administración» a la cual me refiero, es su absoluta relación cremastística que me remonta a la idea de Homo economicus y al concepto de racionalidad instrumental (Taylor). De aquí viene esa asimilación de «racionalidad subjetiva y paradójica»
Me siento, entre otras palabras, atrapada.
Atrapada e inmersa en esta línea de pensamiento que toma sus bases en un mundo tecnológico y mecanizado cuyos fines son la eficacia, eficiencia y prosperidad económicas.
El hecho que hablas así es la prueba perfecta que la administración no te quitó todo …
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Gracias André! Saludos!
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«Cuando la trampa cultural se cerró, se sintió -entre otras palabras- atrapada»
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«Escribir era -de algún modo- su escapatoria….»
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Buena tu escapatoria, los sistemas administrativos no cosifican, pensamos para aceitar y pulir, mejoran los procesos, el valor económico. Y nuestra vida qué, apariencias y vacíos. Amo esa protesta tuya.
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Atrapados en el vacío… Me gusta tu aporte. Gracias Guille!
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