En este inciso de posibilidades, yergue un ánimo de perplejidad mutua. En desmero crapuloso por un vestigio de este espacio, que tempestivo me persigue. Y nos encuentra. Se refugia perplejo del semántico dolor y del mero desgano por incumbir pesadamente, el nefasto claroscuro de un atardecer infame. Deviene en contingencia fugaz, sufraga carencias y, convierte su acaecimiento en amplitud de potencias. Acordamos un desvanecer necesario, un suspiro ante su remembranza. Propiciamos el escenario de un vacío más cercano a la nada.

Maldita melancolía, ahí esta la puerta. Vestite y andate!
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