Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar

Café con leche y dos medialunas, por favor.

*Dos hombres se encuentran en la vía pública y después de preámbulos y saludos, entablan una conversación bastante peculiar…*

J:-Sabes qué pasa Adolfito? Los pibes ahora, antes de rasparse las rodillas ya le están comprando «coins» a cualquier pavada…Un Tamagotchi, qué se yo…

A:-Las generaciones cambian, hay que entenderlos a los chicos.

J:-Me acuerdo que cuando yo era pibe, estaba el tío Armando. Qué plato che… Me acuerdo y me emociono. Todos los primos queríamos ser como El Tío; era un crá. Pero te digo crá enserio eh. Solo que bueno… Tenía las suyas. Cómo todos.

A:-Muy interesante lo de tu tío, pero a qué viene al caso?

J:-Cómo en qué? En qué, en qué… Qué habremos hecho mal… Vos sabés, que le pregunté a Juancito el otro día viste, quién era ese que habla en el programa que mira por el celular. Me dice: «Un yutuber papá» y al tío no le da ni cinco de bolilla, imaginate….

A:-Tu hermano igual, es como tu viejo. Él sí que no se hacía problema por saber qué hacían…

J:-Y cómo la pifió… Va, yo con Gustavo ya casi ni me hablo, no me quiere escuchar o bueno, no tiene tiempo. Yo entiendo… Está con todas sus cosas, una obra por acá… Los planos por allá… Pero hizo mal en no llamarme cuando fue lo de Raquel.

A:-Pero eso pasó hace años, olvidate.

J:-Pero decime…En qué cabeza cabe que no lo iba a ayudar? Aparte eran los dos unos pendejos. Tampoco la vida estaba resuelta antes de todo esto de los «chats» y la mar en coche.

A:-Cómo vos decís, nada estaba hecho…

J:-Hecho no. Va, no sé si hecho. Mi vieja siempre decía, el que estaba «hecho y derecho» era el que tenía con qué. Gustavo no tenía carácter cuando era pendejo. Imaginate, ibamos al boliche y no podía ni encarar a la piba que le gustaba *se oye una risa por lo bajo*.

El que estaba bien hecho era Don Luis, siempre ahí firme a las seis de la matina, con el mate y la boina que le tapaba la pelada. Canillitas como él, ya no hay. Para mi viejo era como el consejero del barrio, solo Don Luis conocía qué era la vida y cómo era acá en Buenos Aires (Que bastante quilombo era. Va, es.)

A:-Ya no nos podemos dar el lujo de encontrarnos gente así… Va, cada tanto te sorprenden.

J:-Qué me estás diciendo con eso pibe?

A:-Tampoco están todos en la pavada José. Alguno te habrá cantado envido y vos pensaste que no tenía para el tanto. Esto es igual.

J:-Tenés razón.

*Después de lo que dijo José, se quedaron pensando con la vista perdida; mientras la gente se paseaba por la vereda y poco notaban que estaban ahí parados.*

Únete a la conversación

2 comentarios

Dejar un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: