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Orígenes

Me han dicho que venimos del barro, que alguien o algo nos moldeó como a una vasija. Arcilla y no cemento, somos maleables como espigas de trigo ondeando al viento. Una al lado de otra, pereciendo en el campo o en un molino. Nos consumimos de una manera u otra. Pues nuestro ciclo está predeterminado; nuestra carne enterrada bajo un cuerpo y algunas ideas sordas. A veces pues si logramos oír algo, nos encontramos con la cruel verdad de que no hay certezas sobre de dónde venimos. Somos aún más frágiles de lo que esperábamos. Pues ya no esperamos que nos separen de la paja y seguir ondeando al viento. Ya tenemos fuertes convicciones, nos ponemos de pie. Ahora somos quien sostiene la vasija, llenándola de cosecha, nuestra piel sufre quemaduras de tantas horas bajo el sol. Sabemos que por nuestras venas corre sangre, vemos hacia el horizonte que se repliega esa luz y, que pronto habrá un mañana pero antes una noche. Pasan los días y añoramos que haya un mañana. Reproducimos en nuestros deseos seguir siendo nosotros; ya no somos maleables tampoco. Le queda poca vida a nuestra carne y hemos estado siendo arcilla, trigo y cuerpo. Todo lo que nos dijeron que seamos. Enfermamos. De pronto no podemos cargar con la vasija, el frío nos atraviesa en la cosecha. Tomamos algún brebaje y, si nos queda con él algún respiro diremos por lo bajo que todo estará bien. Pues ya comprendemos que el barro está bajo nuestros pies, y el trigo es nuestro alimento tanto como lo finito que es nuestro cuerpo. ¿Es el fin? Todavía no… aún nos queda soñar. Podrán debilitar nuestros cuerpos, pero jamás aquietar nuestras mentes.

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2 comentarios

  1. De pronto al leerte me encontré en los recuerdos revuelto en un barro cálido entre el vientre de mi madre quien me decía que era un hijo de la ceniza porque en aquellos días de la espera la casa y el vecindario estaban grises con la ceniza que caía del volcán, y en esos días cuando nací explotó el volcán El Ruiz y aprendí que debería sentirme hijo de una madre que me parió con la energía de un volcán. Recuerdo ese origen al leerte y me transportas. Gracias por escribir con profundidad.

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