No es fácil aceptar que la desidia y el desasosiego compartan lugar en el impasse de nuestra póbrida existencia.
Tampoco es justo que una metagrafía se interponga entre la construcción y la sensación de, la idea más determinante a la dispositio de aprehender;
este tiempo de libertad me pregunta.
Quiero creer que negaré por siempre no anhelar el roce con cierta nostalgia y, leer la contignación humana en cada alma gris.
De tristeza melancólica y perturbación anhelada. Un deseo de sufrimiento hipócrita.
Esta lectura intrínseca atenta ante cualquier problema teórico, estético, práctico-moral socialmente aceptado y, es el término que estoy; estamos dispuestos a transgredir cada segundo.
En este impasse y,
no en calumnias de lucidez.
En ella se encuentran los términos, de las sensaciones y las respuestas.
Encierro y fin de cualquier cuestión. Bienestar, placer, cese…
Volátil, reproducible… Ese agrio sabor al regocijo que destruye el ansia natural de la apatía a punto de extinguirse.
No permitiré que esta reconfortante blasfemia, impugne ese impulso ulterior capaz de proscribir manifestaciones ininteligibles; conformes de Ser, estar…
En el trayecto hacia nuestra única verdad.
Complícate la vida y tendrás algo que escribir 